La Tribuna de Ciudad Real
La Asociación de Inmigrantes Los Andes alerta de que una subida de los arrendamientos puede forzar a muchos extranjeros a trasladarse a otras ciudades españolas
El presidente de la Asociación de Inmigrantes de Ciudad Real, Ricardo Cuello, llama la atención sobre la situación del mercado de la vivienda y el efecto que tiene sobre las decisiones de los propios migrantes.
El dirigente asociativo detalla que actualmente los alquileres están altos y los propietarios siguen haciendo subir lo que cobran a sus inquilinos. Para Cuello esta situación puede generar un movimiento importante de población hacia otras ciudades españolas o incluso de retorno a los países de origen pero sólo de personas que estén sin permiso de residencia.
Afirma que la decisión de residir en un barrio u otro es puramente casual, sobre todo viene determinada por el coste del alquiler o el precio de venta del piso, más lo primero que lo segundo.
Sin embargo, hay un factor que es el que acaba provocando la reunión de connacionales en unas pocas manzanas, la amistad. «Si una persona de determinada nacionalidad, no importa cual, sabe que un amigo de su país está buscando piso, le informará de todos los carteles que aparezcan en los alrededores de su casa», explica.
Así, cuando el fenómeno se ha reproducido una decena de veces se ha formado un vecindario más o menos homogéneo de una misma nacionalidad. Cuello asume que aunque ese no sea su caso, «los seres humanos tendemos a agruparnos con aquellos con los que compartimos cosas».Un factor que distorsiona el proceso son las actitudes discriminatorias de quienes evitan alquilar su piso a extranjeros o personas de determinadas nacionalidades, puesto que hace más difícil acceder a determinados barrios. El presidente de Los Andes da cuenta que hay quien acude a la asociación para que sea él quien haga la llamada a los propietarios, puesto que en algunos casos afirman que el piso ya está ocupado al detectar un acento latinoamericano o marroquí y el tono porteño de Cuello es mucho más aceptable para algunas personas.
Quien no tuvo estos problemas fue Abdón Sánchez Jaramillo, un ciudadano ecuatoriano nacido en la ciudad de Loja, con diez años de residencia en España, seis de ellos de Ciudad Real y cuatro con un piso en propiedad en la calle José de Ribera, el eje fundamental del barrio de Pío XII. Su elección fue simple. «Estaba pensando en comprar un piso, el que me ofrecieron estaba bien y era económico, esa fue la razón fundamental», explicó.
Sánchez Jaramillo afirma que la convivencia en su bloque es buena, «nos conocemos todos los del bloque y hablamos entre nosotros», aunque se sorprende de saber que en su entorno residen más de 90 ciudadanos de su país.
Tampoco Doru Lungu, rumano residente en la calle Morería, tenía noticia de que en esa calle y las inmediatas tiene casi 80 compatriotas, pero no le sorprende. En su caso, llegó hasta el que ahora es su barrio hace dos años, después de otros dos de residir en Ciudad Real, cuando estaba buscando un estudio para establecerse y acabó encontrando vivienda. Lungu reconoce que mantiene un trato correcto y habla con sus vecinos en la escalera, «pero creo que no conozco el nombre de ninguno», matiza.
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jueves, 27 de noviembre de 2008
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