La Verdad de Albacete
Más de doscientos inmigrantes se quejan del frío y la falta de trabajo Ponen sus esperanzas en la aceituna El Ayuntamiento promete mantas, pero no puede ponerles calefacción.
El campamento de inmigrantes de La Dehesa aloja la frustración de doscientas personas que lo empeñaron todo para dejar África, en busca de un futuro mejor, y ahora se encuentran sin trabajo y ateridos de frío. Y es que estas improvisadas habitaciones, situadas a la espalda del Cementerio de Albacete, se diseñaron para alojar temporeros de forma provisional y ahora se encuentran al límite de su capacidad en unas fechas en las que ya deberían haber echado el cierre.
Los inmigrantes denuncian que se tienen que duchar con agua fría y que se ven obligados a sobrevivir sin calefacción ni mantas, lo que les provoca problemas en la piel. El Ayuntamiento alega que si mantiene este refugio es por razones humanitarias, ya que no tiene las competencias en materia de inmigración.
El caso es que todas las ONG hacen lo que pueden por dar calidad de vida a doscientos hombres decepcionados. En su mayoría, son temporeros a los que nunca les ha faltado el trabajo en el campo. Ahora, se suman a la lista interminable de víctimas de la crisis y ven pasar los días sin que llegue a sus manos una sola oferta de empleo. Invirtieron todos sus ahorros en salir de sus países de origen y no se ven con fuerzas de regresar con las manos vacías.
Los afectados
Este periódico pudo hablar ayer con algunos de los temporeros que viven en estas casetas prefabricadas. Reconocieron que en el campamento no les falta la comida, aunque sí que denunciaron que es difícil afrontar las bajas temperaturas de Albacete sin mantas, con agua fría y sin sistema de calefacción. Los inmigrantes llegaron a comprar radiadores y calefactores eléctricos, pero les retiraron los aparatos porque la instalación eléctrica no estaba preparada para aguantar tanta carga. Y es que si durante el invierno pasado apenas si vivieron cuarenta inmigrantes en las casetas, este año conviven más de doscientos hombres en un lugar con capacidad para 192 personas.
La comida no falta gracias al apoyo del Banco de Alimentos; la seguridad la gestiona el Ayuntamiento con vigilantes y hay educadores de Cáritas trabajando a diario con los inmigrantes. Sin embargo, difícil consuelo tiene esperar un trabajo que no llega mientras faltan los medios para soportar el frío.
África
Estos inmigrantes, la mayoría de países tan lejanos como Mali o Senegal, tienen ahora las esperanzas puestas en la recogida de la aceituna de Jaén. No obstante, carecen de una oferta de trabajo firme que les dé tranquilidad.
Mientras tanto, los temporeros cuentan con organizaciones y asociaciones que los defienden culpando al Ayuntamiento de no atenderlos debidamente, con ONG que, al margen de polémicas, se centran en ayudarlos y con voluntarios que ya han llevado hasta el campamento las primeras mantas. A este respecto, el Ayuntamiento insistió ayer en que, si no hay mantas en el campamento, es porque se han tenido que encargar a una fábrica, ya que se trataba de una cantidad difícil de conseguir. No obstante y aunque el Consistorio lo niegue, los inmigrantes aseguran que no hay agua caliente, lo que, junto a la falta de calefacción en habitaciones sin aislamiento alguno, hace que las condiciones sean «inhumanas».
En su defensa, la concejal de Inmigración, Rosa Pérez, explicó a este diario que lamentaba no poder ofrecer nada mejor. La edil fue comprensiva con las quejas de los temporeros. «La verdad es que para ellos nosotros somos la panacea. Han llegado sin saber la situación que les esperaba aquí», lamentaba, al tiempo que aseguraba que el campamento, que debería cerrar el 30 de noviembre, se mantendrá abierto mientras tenga demanda.
Rosa Pérez alegó que las críticas que están llegando contra el Ayuntamiento por parte de algunas asociaciones eran «fruto del desconocimiento». La concejal aseguró que en el campamento hay cuatro calentadores para el agua caliente. El problema es que calentar el agua en invierno es más complicado, por lo que los inmigrantes tienen que tratar de guardar turnos y esperar a que el agua se vaya calentando.
Asimismo, insistió en que las mantas se encargaron hace un mes y la fábrica no las ha podido facilitar hasta esta semana. Pérez no dudó al afirmar que el campamento no reúne las condiciones para afrontar el invierno, pero, en su opinión, «Albacete es una ciudad modelo que ofrece cuatrocientas plazas gratuitas para inmigrantes. Nadie -subrayó- tiene un recurso igual».
La concejal lamentó no poder ofrecer nada mejor e insistió en que el Ayuntamiento no se plantea construir nuevos campamentos. «Nadie les obliga ni a salir ni a entrar. Ofrecemos lo que tenemos y sólo nos mueven las razones humanitarias». Y es que la concejal no se cansó de repetir que los ayuntamientos no tienen las competencias en inmigración. Pérez insistió en que no habrá calefacción.
En relación con los controles sanitarios en el campamento, la concejal aseguró que cada uno de los alojados dispone de una tarjeta sanitaria que le da los mismos derechos que al resto de los albaceteños en caso de que sufran cualquier tipo de enfermedad durante su estancia.
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Resumen...