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martes, 18 de noviembre de 2008

Estudiantes que vienen a ver mundo

La Tribuna de Ciudad Real

Un joven marroquí y otro colombiano explican los distintos problemas que encontraron para estudiar en España

Adnan Ibn Zakdou recuerda que sus primeros días en Ciudad Real fueron muy difíciles. Había estudiado en un colegio español de su ciudad natal, de Tetuán y hasta había pasado la Selectividad con buena nota, pero comprobó que su nivel en la lengua de Cervantes no era suficiente y tuvo que esforzarse. También echaba de menos su familia y su ambiente. Pensó incluso en volver a Marruecos.

Hoy, cinco años después, está mucho más integrado. Se mueve en moto por la ciudad, tiene un trabajo a tiempo parcial que le ayuda a mantenerse sin depender del dinero que le envíe su padre, sastre de profesión, y ya otea en el horizonte el título de ingeniero superior de Informática.

Cree que aquel mal trago lo pasó «gracias a los compañeros, que me ayudaron mucho, no sé si fue porque les caí bien desde el primer momento o qué, pero me ayudaron», señala.

Hoy, Zakdou asume que cuando concluya su carrera no necesariamente volverá a Marruecos. «Me da igual trabajar en mi país o aquí, pero lo cierto es que allí va a ser mucho más difícil encontrar trabajo en lo mío», afirma, pero puesto a quedarse en España, «prefiero que sea en Ciudad Real».

El joven marroquí se muestra encantado de su experiencia, «cuando te alejas de tu familia, tienes que abrirte al mundo, ver las cosas de otra manera», afirma.

En su caso, Zakdou reconoce que no ha tenido problemas con su documentación y el permiso por estudios en ningún momento. Evidentemente, no pudo solicitar el permiso de trabajo a tiempo parcial hasta que ya llevaba tres años en España, pero una vez que cumplía los requisitos, la tramitación fue fácil.

De esta forma, Zakdou consiguió también aliviar la economía familiar. «El sueldo medio en Marruecos es de unos 300 a 350 euros», explica, mientras estima que un estudiante, para vivir en Ciudad Real necesita entre 400 y 550 euros mensuales.

Cambios de estatus.
La situación es diferente a la que ha vivido hasta hace muy poco el colombiano Jesús Hernando Sarria, licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Occidente con sede en su ciudad natal, en Cali. En febrero de 2006, consiguió un permiso por estudios para realizar un máster de especialización en Entidades Financieras en el Instituto de Estudios Bursátiles de Madrid, un centro adscrito a la Universidad Complutense que se gestiona en colaboración con la Bolsa de la capital de España. Una vez empezados sus estudios Sarria recibió una oferta para trabajar en Ciudad Real, lo que le llevó a solicitar un permiso de trabajo a tiempo parcial y afincarse en La Mancha, puesto que sólo necesitaba estar en Madrid los viernes y sábados.

Paralelamente, su esposa consiguió una oferta de trabajo en Ciudad Real, mediante la que consiguió venir con su propio permiso de residencia y trabajo.

La situación legal del joven economista colombiano dio un nuevo giro cuando su esposa cumplió un año de residencia legal en España, porque a partir de ese momento ella podía empezar un proceso de reagrupación familiar.

Sarria admite que la petición de su esposa causó revuelo en la administración, al estar él ya en el país. «Me conozco muy bien la ley, y sabía que mi esposa podía empezar el expediente, aunque desde luego era una circunstancia inusual», reconoce.

De todos modos, el avance del proceso le obligó a volver a Cali, donde pasó tres meses entre febrero y mayo de este mismo año, hasta que se le concedió la reagrupación familiar.Una vez reasentado en Ciudad Real, solicitó el permiso de trabajo que le fue concedido sin problemas.

Ahora la preocupación de Sarria es conseguir la homologación de su título de economista. «Por suerte, mi carrera es universal, puedes aplicar tus conocimientos en cualquier parte del mundo, pero aún así prefiero tener homologado el título, que se me reconozca», explica.

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