Por Miguel Gimenez.
La Verdad
Bueno, vuelta el burro a las coles. Volvemos a lo que creíamos que ya teníamos solucionado y, por tanto, superado: al problema de los inmigrantes, la casa grande, el campamento de La Dehesa.
Como recordarán ustedes, presionado por la opinión pública, principalmente por los vecinos del barrio de Pedro Lamata y, a pesar de la feroz oposición y las muchas trabas que le pusieron aquellas gentes bien intencionadas que no estaban de acuerdo con el lugar elegido por la lejanía y porque decían que allí se les iban a freír los sesos a los inmigrantes, el Ayuntamiento consiguió poner en marcha el campamento para inmigrantes temporeros en el paraje denominado La Dehesa, detrás del Cementerio.
Nunca tuve claro y nadie me lo ha aclarado, a pesar de que lo he preguntado varias veces, si el campamento nació para alojar a trabajadores temporeros o para alojar a los inmigrantes sin techo que habitualmente ocupaban propiedades particulares como, en su momento, Pamsalba, y Cereales Salto, además de un buen número de casas y chalets deshabitados. [...].
Se nos dijeron las dos cosas según el momento y la circunstancia. En un principio, como digo más arriba, yo creo que fue para aliviar la presión que el Ayuntamiento sufría por parte de la asociación de vecinos del barrio pero, en su verdadera intención, como nos demostró a finales de noviembre de ese mismo año, el 2006, estaba cerrarlo en cuanto que pudiera. Y así lo intentó a finales del año 2006 impidiendo a algunos inmigrantes subsaharianos que, habiendo sido acogidos antes en el campamento La Dehesa, en un momento determinado y ante la falta de trabajo temporal en Albacete salieron a buscarlo en otros lugares de las provincias más próximas a nuestro entorno como Valencia, Murcia, Jaén y Almería y, al no encontrarlo porque por todas partes hay numerosos de estos inmigrantes que deambulan buscando lo mismo, ellos pensaron que, a dónde iban a ir mejor que a Albacete, lugar en el que, casi desde su llegada a la península repatriados desde Canarias, habían sido acogidos y tratados como seres humanos (a esto algunos lo llaman efecto llamada).
Pero hete aquí que, como el campamento de acogida nació con fecha de caducidad condicionada al fin de la campaña de trabajos en Albacete, ya no se les acoge en él. Y a dónde van a ir una vez que han decidido no dar más tumbos por ahí, pues a la casa grande, el asentamiento polémico que el Ayuntamiento quería evitar con la apertura del campamento La Dehesa. Con lo cual, vuelta a empezar, estamos en el mismo punto de partida: los inmigrantes vuelven a estar en la carretera de la Peñas.
[...] Pero hete aquí que, como el campamento de acogida nació con fecha de caducidad, es ilegal y los inmigrantes se han quejado del frío que hace porque no reúne condiciones para soportar el frío invierno albaceteño, el Ayuntamiento ve llegada la oportunidad que tanto tiempo lleva esperando y
a la calle todo el mundo. Se decide cerrarlo y poner de patitas en la calle a los usuarios habituales de la instalación.
Entonces, en el año 2006, los recalcitrantes que no acababan de marcharse no bajaron de 30, este año son en torno a 100, pero la estrategia es la misma: todos aquellos que hacen alguna intentona de salir a ver si hay suerte y encuentran algo en que ocuparse para ganar algún dinerillo y, al no encontrarlo porque por todas partes hay numerosos de estos inmigrantes que deambulan buscando lo mismo y, pensando que a dónde iban a ir mejor que a Albacete, vuelven a Albacete, ya no se les acoge en el Campamento porque hay que cerrarlo contra viento y marea. ¿Qué hacen entonces? Algunos, los menos, consiguen realojarse en algún piso con los amigos. [...] Volvemos a lo que ya teníamos solucionado y, por tanto, superado: al problema de los inmigrantes, la casa grande, el campamento de La Dehesa. Vuelta el burro a las coles.
Y, ahora ¿qué?
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martes, 23 de diciembre de 2008
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