Por Domingo Henares
La Verdad de Albacete
Por nuestro Parque Lineal y a la altura del soterrado Puente de Madera, por donde la ciudad se escapa todavía hacia los barrios menos frecuentados, un hombre lituano ha caído partido de dolor y sin que nadie lo remediara. Fue a la hora de la siesta y después de la digestión que no había hecho por razones obvias, las razones de los pobres y de los desheredados, la sinrazón de los que no tienen patria ni casa pequeña donde meterse. De tantos indigentes que ya vienen pobres a nuestra ciudad y no mejoran. De todos cuantos creyeron en las ventajas del capital que ni siquiera reparte las migajas, para que las estructuras del sistema sigan intactas mientras puedan. Los árboles indiferentes fueron los primeros testigos y no salían de su asombro. Porque no se explica nadie quién marca los caminos que nos llevan y nos traen hasta llegar a un sitio determinado y nunca previsto, ese lugar que ya es el último y a la hora más exacta que ninguna, porque no se espera y por eso es puntual cuando llegue.
El sistema, sin embargo, le hará los honores precisos realizándole la autopsia, como si este lituano al fin tuviera algún derecho reconocido. Pero ya nada importa. Sabemos que en su patria era coronel y que tenía 55 años, que llevaba un tiempo mal alimentado y que la bebida era su buena compañera, ese vino tan hospitalario cuando se juntan los indigentes extranjeros en nuestros parques, porque nadie les abre otra puerta. El Lineal les apetece, tal vez porque se sienten ahora más seguros enfrente de la Policía. Y junto al albergue municipal, donde el coronel muerto de frío pasaba tres días y luego tenía que despedirse durante tres meses. Es el sistema que no mata del todo, aunque tampoco deja vivir a todos por igual. El sistema que le hace la autopsia y cumple, como si fuera preciso un día hacerla al centenar de inmigrantes que han puesto su vecindario por nuestro Puente de Madera. Vistos desde la acera, son como una colonia de sombras que se mueven apenas. Siluetas de un paisaje innoble, aunque el sistema después les haga la autopsia, para buscar dolores que ya sabíamos.
El mismo sistema, con sus jueces y para estar en paz con otros muertos, que anda buscando los huesos de García Lorca (que por dónde irán). En vez de leer sus versos.
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jueves, 25 de septiembre de 2008
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