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martes, 16 de septiembre de 2008

Los bolivianos van del dolor a la polémica

La Tribuna de Ciudad Real

En Ciudad Real los partidarios de la autonomía reprochan a Morales su partidismo, pero sus defensores tachan a la oposición de racista

La comunidad boliviana residente en Ciudad Real, formada por 466 personas, según los datos del padrón Municipal, sigue con preocupación el agravamiento de la tensión en su país, pero asume en buena medida las posturas sobre el tablero. Otros, en cambio, desconfían de todos los actores, aunque eso no resta vigor a su denuncia de la parcialidad con la que, a su juicio, actúa el presidente Evo Morales.

Pero a uno y otro lado de la línea todos reconocen el dolor que producen las últimas muertes, pero las acusaciones al contrario son tan fuertes no se ve una línea clara que pueda llevar al entendimiento entre unos y otros.

La postura escéptica la encarna Carlos Aguilar es de Sucre, la capital constitucional, aunque las facultades de Gobierno se ejercen desde La Paz. También Sucre capital del Departamento de Chuquisaca.

Aguilar recuerda que la llegada al poder de Morales produjo una oleada de optimismo en todo el país, puesto que al tratarse de una persona ajena a los partidos tradicionales, se le suponía alejado de la corrupción y del manejo partidista de los cargos públicos.«Morales tenía que ser el presidente de todos los bolivianos, pero gobierna para la gente que le eligió, los movimientos sociales, grupos indígenas y partidos que le respaldan». Sin embargo, Aguilar no confía demasiado en los sectores autonomistas, pues cree que obedecen sobre todo a un interés económico por controlar los recursos del país. «Tanto la Constitución como los estatutos se están haciendo contra la otra parte, y eso no puede ser, la ley tiene que ser igual para todos» proclama Aguilar.

Desde otra óptica, José Carlos Dorado, natural de Santa Cruz de la Sierra, la principal ciudad del movimiento autonomista, denuncia que toda la información que llega a las televisiones españolas «procede del Gobierno de Morales y cuentan lo que Morales quiere».

Dorado, que en su país ha dejado inconclusa una carrera de Relaciones Internacionales ante la certeza de que el Gobierno no iba a contar con sus servicios, recuerda que la polémica dura ya dos años y aunque el presidente se proclame defensor de los pobres, «en mi tierra también los hay, pero no reciben ninguna ayuda del Gobierno». En la misma línea asegura que los nombramientos que realiza el presidente muchas veces prescinden incluso de la capacidad técnica para ejercer el cargo, «sólo cuenta la fidelidad al partido», afirma.

Este joven, que se ha establecido en España como autónomo, afirma que muchos del os planteamientos que está introduciendo Evo Morales, «no estaban en su programa electoral, sino que son cosas que le dicta Hugo Chávez (presidente de Venezuela). Dorado, que sigue la actualidad de su país a través de las versiones digitales de los diarios y las emisoras de radio, afirma: «Cuando los gobernadores piden el diálogo, el presidente acepta, pero cuando llega esa reunión parece que Evo Morales está en otro país, y así no se puede hablar de nada».

Por su parte, Ovidio Adunay, nacido en La Paz, la ciudad del Gobierno, afirma que Evo Morales «intenta que las regalías las disfruten todos, no sólo unos pocos», lo que provoca el malestar de quienes controlan esos recursos. Adunay afirma que en su país hay «bastante más racismo que el que se pueda encontrar en España», lo que es otra de las claves del enfrentamiento.

En cuanto al pulso autonomista, lo circunscribe prácticamente al departamento de Santa Cruz. «No son todos, sólo un 30 por ciento de los cruceños lo que quieren que esos recursos que tienen no vayan para los demás, pero engañan al resto», afirma. A su juicio, el objetivo de Morales es repartir los beneficios de la explotación de los recursos naturales entre otros departamentos empobrecidos.

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