La Tribuna de Ciudad Real
Cerca del 40% de las mujeres víctimas de la violencia doméstica que han pasado por las casas de acogida en los primeros siete meses del año son inmigrantes, según los datos que maneja el Instituto de la Mujer en la provincia de Ciudad Real. En este periodo de tiempo han sido acogidas un total de 70 mujeres maltratadas y casi un centenar de niños. Además, otras 14 mujeres cuentan con un dispositivo, un teléfono de localización inmediata en caso de peligro.
En la actualidad se da cobijo y protección a 41 víctimas de la violencia de género (24 son hijos de algunas de las 17 mujeres acogidas), señala a este diario Concha Tolosa, directora provincial del Instituto de la Mujer, que en breve será elevado al rango de Delegación Provincial.
Tolosa recuerda que hay tres casas de acogida (dos en la capital y una en Puertollano)y un centro de urgencia en Alcázar de San Juan, además de 27 centros de la mujer repartidos por toda la provincia. Explica que las casas de acogidas «proporcionan alojamiento a mujeres víctimas de violencia y a sus hijos que se encuentran en situación de desprotección». También se les ofrece una atención completa en asuntos legales, jurídicos, psicológicos y sociales, así como otros programas.
Un caudal de medios que el Gobierno de Castilla-La Mancha ponen a su disposición y que les permite rehacer su vida. El 70% lo consigue, dice con satisfacción Tolosa, quien confiesa que las personas que trabajan en estos centros sufren un gran desgaste emocional, que «se compensa al ver que han podido salir del túnel, de años de sufrir la violencia psíquica o física». Sin embargo, alrededor de un 30% de las mujeres que pasan por la casa de acogida decide volver con el agresor «porque piensan que puede cambiar».
Lamentablemente casi todas acaban regresando a la casa de acogida, que les vuelve a abrir sus puertas para brindarles de nuevo la protección y ayuda que necesitan. La directora del Instituto de la Mujer en la provincia reconoce que les cuesta mucho salir adelante, volver a recobrar su vida porque el agresor se encarga de aislarlas. «Le rompe las redes sociales y familiares dejándolas a su merced para que dependan de él».
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jueves, 31 de julio de 2008
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